esta lectura: ¡Con más devoción todavía!
Cuando el rey Asa tiene que enfrentar la invasión etíope, no se atreve a hacerlo solo: Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh
Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra
este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre (2 Crónicas 14:11). Otra vez Jehová les da victoria sobre un ejército superior: Y Jehová
deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes (2
Crónicas 14:12).
¿Y cómo responde Asa? Con más devoción todavía: Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa… Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma; y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o mujer. Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas (2 Crónicas 15:10, 12-14).
Pero cuando desconfía Asa en Jehová años después en 2 Crónicas 16, encuentra la salvación también, pero a un precio muy grande: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos (2 Crónicas 16:7). Porque los ojos de Jehová
contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen
corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti (2 Crónicas 16:9).
En respuesta, Asa demuestra su corazón espiritualmente endurecido: Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en el cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto (2 Crónicas 16:10). En vez del arrepentimiento, Asa reacciona por intentar a apagar el ministerio de la palabra de Jehová.
Por las dos caras del rey Asa, podemos observar que nuestra devoción a Jehová siempre está en movimiento: o estamos acercándonos a él con más arrepentimiento, más humildad y más devoción apasionada a su palabra para
gozarnos más de su salvación, o estamos alejándonos de él con más soberbia, más
seguridad en nuestros propios planes y más fastidio y desesperación con el pueblo de Jehová y su palabra. Vale la pena parar y reflexionar: ¿Me muevo hoy hacia Jehová o me estoy alejando de Él?